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La vida se nos pasa en el día a día

¡Sabemos que a diario necesitamos HACER!

Vamos a la oficina, nos sentamos en la pc, salimos a la universidad, el día de trabajo comienza a las 8 y a esa hora estoy listo. pero nada de eso importa, si no tienes idea de ¿Qué tienes que hacer?, ¿Cuáles son tus metas de ese día?, y más importante aún ¿Hacia dónde te llevan? ¿Qué quieres SER?

Ahora bien, esta carencia de propósito en nuestras acciones diarias, no es tan evidente en el día a día, ya que siempre tenemos algo que hacer:

  • Revisar correos.
  • Ver redes sociales.
  • Un video en Youtube.
  • Archivar, organizar, hablar con el compañero de trabajo, resolver emergencia.
  • Tus actividades del día a día
  • Atender la casa, los niños, mis padres.

Todas acciones que son parte de nuestra realidad y que pudieran responder a nuestra planificación, el inconveniente se presenta cuando vivimos respondiendo a la demanda del momento inmediato, y que nos enganchamos en resolver, ya que realmente no tenemos claras nuestras metas y nuestro propósito.

 Lamentablemente esto puede pasar por años, y en mi experiencia conmigo, compañeros, coachees, alumnos de mis cursos, es que el momento en el que nos damos cuenta que vamos sin un norte por la vida, es cuando enfrentamos un quiebre emocional, monetario o de cuestionarnos qué hemos hecho con nuestra vida. 

 Por supuesto, nunca es tarde para iniciar el reconocimiento de nuestras metas, descubrir nuestro propósito, preguntarnos ¿Qué quiero? ¿Qué deseo? ¿Hacia dónde quiero ir? ¿Qué me gusta hacer? ¿Quién soy? ¿En qué soy bueno? ¿Que puedo aportar? ¿Cómo puedo ayudar a otras personas? ¿Cómo me divierto?.... y muchas otras preguntas más, que mientras más jóvenes nos hagamos mucho mejor, sin embargo, el mejor momento es en el que decidiste hacerlas, responderlas y tomar las acciones necesarias para generar los cambios necesarios.

 Hay una diferencia muy amplia entre no planificar, planificar sin propósito (para mi casi inviable), planificar con tu propósito claro, y es que el propósito en la planificación genera una fuerza que impulsa el logro de lo que te propones, ya que añade:

  • Autoconocimiento
  • Motivación
  • Compromiso
  • Visión clara de avance y de próximas acciones.
  • Felicidad

¿Planificar con propósito me genera felicidad?

Parece de cuentos de hadas, y mi respuesta es un rotundo!

Es importante aclarar, que esto no es solo por conectar con nuestro propósito, es importante planificar, tomar acciones y comprometernos a transitar desde el amor propio el proceso de autoconocimiento en el que estamos constantemente. Esto es sumamente importante de considerar, ya que no se trata de escribir las acciones que consideramos nos van a llevar a nuestras metas y que responden a nuestro propósito, también es cierto, que se manifestaran nuestros miedos, creencias y patrones limitantes, nuestra autoestima o falta de ella y no podemos dejar por fuera los factores externos de nuestro entorno inmediato y el global.

Pero cuando conectamos con el propósito y nos comprometemos a vivir con él, comenzamos a crecer, a mejorar nuestra calidad de vida, a dar prioridad, y por mucho trabajo diario, nos mantenemos en conexión con la gratitud, la celebración por los logros, la presencia del amor en nuestra vida, factores que construyen nuestra felicidad.

Se ha demostrado que la felicidad y el propósito impactan en nuestra salud mental, física y emocional. 

En mi próxima entrega, te estaré contando un poco más sobre estos descubrimientos, así que ve ya a suscribirte a nuestra NewsLetter y estar pendiente de mis redes sociales.


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